El pasado jueves 17 de diciembre, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) publicó los datos preliminares de la “Medición de la Economía Informal 2019, Base 2013” que, año con año, mide el Valor Agregado Bruto de estas actividades productivas.
Es decir, cada año, el Inegi toma datos de los Censos Económicos 2014, la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, la de Ocupación y Empleo, la Nacional de Micronegocios, los Cuadros de Oferta y Utilización y la Cuenta de Bienes y Servicios y los analiza para conocer qué porcentaje del Producto Interno Bruto proviene de la Economía Informal.
Los datos correspondientes al 2019 (la información del Sistema de Cuentas Nacionales es publicada con un año de desfase) indican que la Economía Informal tuvo una contribución del 23 por ciento al PIB nacional.
Sin embargo, el porcentaje de población ocupada que participa en este conjunto de actividades es del 56.5 por ciento. Es decir, de los 56 millones 625 mil trabajadores ocupados al final del 2019, 32 millones 558 mil, poco más de la mitad participaban en actividades informales.
Esto significa que la mayoría de la población económicamente activa de México no sólo no tiene prestaciones laborales ni seguridad social, sino que tampoco gana suficiente para que sus ingresos sean proporcionales a su participación laboral.
Pero estos datos no quieren decir que 6 de cada 10 mexicanos trabaje en micronegocios de venta al menudeo, o sea, tienditas y puestos. Esos son el llamado Sector Informal.
La Economía Informal, como bloque económico, también comprende otras modalidades como “la agricultura (incluida la de subsistencia), el servicio doméstico remunerado de los hogares, así como todas las variedades de trabajo que aunque ligado a unidades económicas registradas o formales, desempeñan su labor sin la debida protección legal para las relaciones laborales”.
Estos dos componentes participaron de igual manera en el PIB, 11.5 por ciento cada uno. También estuvieron distribuidos de forma casi proporcional en cuanto a concentración de la población ocupada (27.7 y 28.8 por ciento del total).
A lo largo de los últimos cinco años, los Valores Agregados Brutos tanto de la Economía Informal como de la formal se han mantenido más o menos estables, con incrementos moderados entre el 1.5 y el 2 por ciento. Sin embargo, en 2019, el VAB de la economía formal cayo medio punto, lo que provocó una caída de 0.1 por ciento en el PIB.
Esta correspondencia resalta la fragilidad de una economía nacional donde la mayor parte de las personas no tiene oportunidades para contribuir a la mayor parte de la producción del país.
En cuanto a cifras, la Economía Informal, como conjunto, tiene un VAB de 5 billones 285 mil 722 millones de pesos. Un cuarto de esto corresponde al comercio al por menor. Luego están, con el 15.6 por ciento, la construcción, con el 12.9 por ciento, las industrias manufactureras y, con 11.2 por ciento, el sector agropecuario informal.
En 2020, la pandemia del coronavirus ha causado cambios macroeconómicos que, probablemente, no podrán ser cuantificados de inmediato. Por otra parte, organizaciones desde el Inegi hasta la Organización Internacional del Trabajo han advertido que la crisis económica de este año, que en gran parte es consecuencia de la crisis sanitaria, significará un retroceso para el mercado laboral en el país.
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